sábado, 26 de septiembre de 2015

Historias que deberías conocer: 4000 hectáreas de desierto convertidos en un vergel por Yin Yuzhen

Yin Yuzhen caminando entre los árboles que plantó


Desde 1985 una gran mujer ha estado combatiendo las tormentas de arena de la Región Autónoma de
Mongolia Interior. Para ganar esta batalla Yin Yuzhen ha estado plantando miles de aŕboles durante 30 años en el remoto desierto de Maowusu al norte de China, y hoy hay un manchón verde de 4000 hectáreas donde prolifera la vida.

El desierto de Mongolia es azotado por terribles tormentas de arena haciendo que el desierto se propague como un cáncer, destruyendo la delicada vegetación al quedar cubierta por la arena. En cuestión de pocos meses el desierto cubre villas enteras obligando a sus moradores a huir a lugares más habitables.

En 1895 Yin se casó en su aldea de Jingbeitang, en la que sus familiares eran los únicos residentes, puesto que los demás habían abandonado por la desolada e inhabitable condición de vida. Al mudarse a la casa de su marido la desolación y abandono que sintió Yin fué aun mayor. Pasados 40 días pudo ver por primera vez a alguien pasar cerca de su casa; su emoción fue tan grande que con un cuenco cubrió una huella dejada por el viajero. Sin tener televisión, radio o alguna otra distracción, todos los días Yin miraba esa huella que le recordaba que aun había otras personas en el desierto.

La soledad produce heridas en el corazón, pero la arena que vuela con el viento hiere el rostro. El dolor sólo se sentía a la noche cuando Yin se lavaba el rostro. El desierto había ahuyentado a muchos, pero no pudo hacerlo con Yin y su marido que permanecieron viviendo en el desierto gracias a sus inquebrantables espíritus.

En 1985 Yin vendió todas sus posesiones materiales: una oveja de tres patas y un cordero recién nacido porque difilmente podrían sobrevivir allí. Con el dinero obtenido compró 200 vástagos de árboles que los plantó para evitar que las dunas se devoren a su castigada aldea. Muchos árboles murieron por las severas condiciones que soportaron, pero los más resistentes sobrevivieron haciéndo que se dibuje una gran sonrisa en su rostro surcado de lágrimas de felicidad. Año a año más los árboles fueron aumentando y las lágrimas de felicidad de Yin también.

Luego de 30 años de una titánica lucha personal, la aldea Jingbeitang se ha vuelto una atracción turística y se iniciaron muchos proyectos de agricultura y ganadería.

A partir de este proyecto por frenar la desertificación, otros se han sumado al esfuerzo de Yin abriendo nuevas líneas de defensa en otras partes desérticas.

Hoy en día reforestar el desierto se ha vuelto una actividad rentable, por ejemplo una hectárea de desierto plantado con sauce del desierto puede producir una ganancia de 1100 US$ cada 2 años, lo que es mucho para los habitantes de la región.

Mi reconocimiento

Hay millones de héroes anónimos en este mundo, luchando diariamente contra la destrucción de la Naturaleza, luchando por sus vidas; nadie sabe sus nombres; nadie conoce sus historias. Yo desearía vivir en un mundo en que no haga falta más ningún héroe; que todos hayamos aprendido a respetar a la Madre Tierra que nos da todo lo que necesitamos para vivir y a nuestros hermanos animales y vegetales.

Para mí Yin es una mujer que enseña a tener sed por la Vida; a no huir de los desafíos de la Vida; a pensar en la futuras generaciones, a dejarles un mundo mejor.

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